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Varios estados de la Unión Americana alistan proyectos para proteger a proveedores de abortos y a pacientes que buscan someterse al procedimiento, así como facilitar las necesidades de atención médica relacionadas. El objetivo es convertirse en refugios para brindar el servicio, independientemente del lugar de residencia de las mujeres.
A los esfuerzos se suman ciudades como Washington DC, Los Ángeles, Connecticut y Nueva York, luego de que se adelantara que la Corte Suprema estadounidense trabaja para anular a “Roe vs. Wade”, el caso judicial histórico que 1973 garantizó el derecho al aborto a nivel federal.
La finalidad de estos estados “santuario” es evitar que las mujeres se sometan a los procedimientos de manera clandestina, tal como ocurrió con la congresista Barbara Lee, quien se practicó un aborto clandestino en México cuando era adolescente.
“Tuve que ir a México a abortar; era arriesgado, porque allí tampoco eran legales. Afortunadamente, la amiga de mi madre conocía una clínica, y sí, era una clínica en un callejón que tenía buena reputación. Afortunadamente sobreviví, pero durante ese periodo, muchas afroamericanas murieron a causa de abortos sépticos”, dijo Lee durante un discurso.