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@PrimeraLineaTH
El Mercado de La Merced cumplió 63 años y es uno de los lugares más emblemáticos de la Ciudad de México.
La noche del martes 24 de diciembre del 2019 se originó un incendio que consumió varios locales de la nave mayor, dejando daños materiales y afectando a los locatarios, quienes durante varias semanas tuvieron que cerrar para las investigaciones de las autoridades.
El tiempo pasó y algunos locatarios iniciaron la reactivación de sus lugares de trabajo y otros decidieron ya no hacerlo, pero por la pandemia solo fueron tres meses en los que intentaron recuperarse.
La mayoría de los comerciantes tienen más de 30 años de existencia en La Merced.
“Pues he tenido bastante, primero fue la quemazón, nos pusieron las tablas entonces a gente no puede atravesar, haga de cuenta que mis clientes se quedan del otro lado y luego la pandemia me afectó porque dejé de vender 60 días y al dejar de vender todos mis clientes se fueron. Más que la verdad ya estoy pensando en cerrarlo porque no tiene caso que venga yo si no vendo lo que vendía antes”, aseguró Irma García, comerciante de la nave mayor de La Merced.
Doña Berta es originaria de La Marquesa en el Estado de México y durante 43 años se ha trasladado para vender comida La Merced, por ser de edad vulnerable para el covid-19 mantuvo cerrado su negocio de antojitos mexicanos.
“43 años tengo vendiendo aquí, saqué todo para mis hijos, estudiaron todo, pero con esto que nos vino ya me mantenía sola, pero cerré seis meses por cuidarme y cuidar a mi familia, y ahorita ya regresamos siquiera sacamos para la comida, porque nos quedamos en cero”, señaló Isabel Alberta, comerciante,
Las pérdidas económicas de la mayoría de los comerciantes del Mercado de La Merced cayeron en un 70% en esta pandemia, algunos de ellos se han resignado a cerrar definitivamente sus negocios al no poder solventarlo más y perder su patrimonio de muchos años, pero otros todavía tienen la esperanza de levantarse y continuar luchando para rescatar lo único que tienen para mantener a sus familias.
En los pasillos todavía se aprecian las huellas de los incendios pasados, los escombros están separados por plásticos de color naranja.
La otra parte recuperada y que no sufrió tanto daño entre puestos de comida, frutas y legumbres, dulces y flores, se escuchan los gritos de los comerciantes “pásele marchante acá está bueno bonito y barato“, es la otra parte de La Merced que todavía se resiste a sobrevivir.
Con información de Excelsior